Los días pasaban lentamente. El principal tema de conversación, eran razones que condenaban las sonrisas al olvido. Dolores ajenos te hundían en grandes pozos. Las lágrimas que no derramabas, consumían tu corazón en ruinas. La tristeza te rodeaba, impidiéndote respirar.
Dejas
de sentir peso sobre tus hombros, y
lágrimas deslizándose lentamente por tu corazón. Ya no oyes palabras
llenas de amargura y dolor, ni sientes que te estás hundiendo cada vez más.
Ahora
sientes que algo te empuja a salir de la oscuridad, que tira de ti y te
arrastra hacia la luz. Ahora, la sonrisa, no se va de ti rostro y la felicidad te
acompaña incluso en la tristeza. Ahora no hay dolor te aprisione, ni si quiera
el tuyo. Ahora puedes hablar de cosas que no importan como si realmente fueran
importantes. Ahora puedes creer que sigue siendo una niña. Ahora vuelves a
mirar la vida con ilusión. Ahora, vuelves a tener esperanza.
Se
acabaron las miradas perdidas, las sonrisas falsas, las caras largas. Se
acabaron esos momentos incómodos soportando a personas con las que no quieres
estar. Se acabó el aguantar la risa porque a tu alrededor todo es agonía.
Y yo río en silencio, y me alegro de que
todo te vaya bien, porque ahora vuelvo a estar completo. Me siento
nuevamente libre, y agradezco en silencio que te dijeran que lo tenías que
intentar, y a ti, te agradezco el intentarlo. Porque yo solo soy un corazón que
se ha roto muchas veces, que recluiste tras una gran muralla. Solo soy tu corazón que al fin vuelve a la vida; que por fin
vuelve a latir.
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