Felicidades, Almu

    Gritaré “¡Felicidades!”, y estoy segura de que a pesar de la distancia, lo escucharás. Te mandaré miles de abrazos, y estoy segura de que te llegarán. Te desearé el mejor día de tu vida, aunque estoy segura de que lo tendrás…

    Hoy se supone que te conviertes en una persona adulta. La gente tiene la inocente esperanza de que, a partir de hoy, la madurez y la responsabilidad serán características de tu personalidad; pero no caen en la cuenta que de un día para otro, la gente no cambia, es imposible.

    Bueno, no voy a darte una charla diciendo cosas como “ya eres una vieja”, “tienes que ser consciente de que ser un adulto no significa hacer lo que te dé la gana”… y cosas así. Prefiero decirte que me alegro de considerarte una amiga; que espero que tengas un día inolvidable; que hagas todas las locuras que quieras, ahora que puedes; que espero que a partir de hoy todos sean sonrisas y los momentos malos se queden atrás… Por eso te vuelvo a gritar “¡FELICIDADES!” desde la distancia, y te mando un abrazo enorme otra vez.

     Espero que mi regalo, por cursi y ñoño que sea, haya hecho, por lo menos que te rías un rato y empieces el día, con una sonrisa.

    Como Alguna vez escuché: “lo mejor a lo que puede aspirar una persona, no es a ser conocido; sino alguien a quien merezca la pena conocer…”. Y tú eres una persona que merece la pena, de eso puedes estar segura.